28 julio 2014

Caperucita

Aquí os dejo este texto escrito por uno de mis mejores amigos. De tanto en tanto escribe alguna cosa y siempre me gustan mucho, pero este escrito en particular tiene algo que me encanta, así que le pedí permiso para colgarlo y compartirlo con todos.
Espero que os guste tanto como a mí. =)

Y allí yacía el gran lobo feroz, con una brecha en el estomago en el fondo del río. Y hundiéndose en lo más profundo quiso llorar arrepentido por haber tentado a la suerte. - Maldito cazador... Maldita abuelita... Maldita caperucita... - gruñía el lobo sabiendo que en el fondo no era su muerte lo que le hacia agonizar... ¿ Y si no se hubiese dormido? ¿Y si no se hubiese comido a caperucita y a la abuela? ¿Y si en vez de haberla engañado para que ella fuese por el camino largo, el hubiese intentado ser su amigo y haberla acompañado por este? Quizás el lobo hubiese estado solo durante demasiado tiempo y no sabía como jugar con caperucita. Quizás si caperucita no hubiese entrado en el bosque el lobo seguiría vivo.
El lobo cerró los ojos, y al despertar, de nuevo estaba allí, hablando con caperucita, pero ella era diferente. Otros ojos, otras orejas, otras manos y otra boca. Y este le dijo:
- Oh, caperucita ¡qué orejas tan bonitas tienes!
- Para así, poder escucharte mejor.
- Oh, caperucita ¡qué ojos tan grandes tienes!
- Para así, apreciarte mejor.
- Oh, caperucita ¡qué labios tan hermosos tienes!
- Son para besarte mejor.
Dicho esto, caperucita le besó y al sentir sus labios, recordó la asfixia del fondo del río y realmente pensó si seria buena idea acompañarla. El lobo se giró silencioso, y caperucita sin entender demasiado calló esperando que dijera algo. Tras unos segundos de silencio el lobo se giró sonriendo y le dijo:
- ¿Quien teme al lobo feroz?


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