15 diciembre 2012

Merilain, Una compañera nueva - cap1

Menuda compañera nueva. Seguramente todos habríamos bromeado por ser rubia de ojos azules, con unas gafas de pasta blanca marca Dior y una sonrisa tierna; buena delantera y piernas interminables, vestida con una camisa de media manga blanca, unos tejanos ajustados y botas de tacón marrón chocolate, como la chaqueta que llevaba colgando del brazo. Pero claro, a ver quien se atreve a bromear cuando lo primero que hace al entrar por la puerta es pararse delante de todos, mirarnos con una seguridad y un porte nunca visto en una chica, y decirnos:

-Me llamo Merilain y soy asesina a sueldo. 

Nos quedamos todos patidifusos. ¿Qué clase de presentación es esa? Miramos al profesor, que igual que nosotros la miraba con cara de asombro. A los pocos segundos empezó a troncharse. Y otra vez todos boquiabiertos. El profesor de ciencias, alias el chispa, precisamente por lo serio que es, ¿riéndose a carcajada limpia?

-Desde luego Merilain, así no creo que se metan con usted, pero no se yo si se atreverán siquiera a decirle hola...-le dijo entre risas.
-Bueno, pero yo le he dicho que no iba a dejar que se metieran conmigo - se dirigió a él con una amplia sonrisa, luego se giró hacia la clase  mirando por encima de las gafas, y guiñando el ojo, siguió- y eso, creo que lo he conseguido.

¿De donde diablos había salido esa chica?
La verdad es que le salió bien la jugada, nadie se metió con ella. Y al final del día ya se hablaba con la mitad de la clase. Resulta que era artista y por culpa de eso tenía que estudiar como podía y siempre cambiando de ciudad. Era una chica segura de si misma. Sabía que era guapa, porque madre si lo era, pero al tratar con ella nos dimos cuenta que era encantadora y muy, muy inteligente. Más de una vez me plantee por qué una chica como ella era artista, podría ser una gran científica, matemática, ingeniera,... pero bueno, un día que se lo pregunte me respondió:

-Mantener mi cabeza operativa me encanta, me hace sentir despierta y avispada, pero ¿viva? viva y libre solo me hace sentir el arte, pintar, cantar, actuar, bailar, escribir... es sencillamente magnifico.

Resultó ser una chica maravillosa.
Tres semanas después de que llegará a clase hicimos una fiesta en una casa al lado del lago, en plan película de adolescentes, con todo el desmadre que eso supone... La casa era de los padres Marc, mi mejor amigo, para los demás, el del niño de papa. Un tío como dios manda, pero que volvía locas a todas las chavalas y con unos padres millonarios. Evidentemente invitamos a Merilain a la fiesta, y no recuerdo que hora sería, porque la verdad, es que a las 2am ya íbamos todos en nuestro punto, pero recuerdo que vi a esos dos tonteando y ya no les volví a ver en toda la noche.
A la mañana siguiente, los 9 o 10 que nos quedamos allí nos despertamos sobre las 12h, recogimos un poco, preparamos café y unas tostadas para desayunar algo y a medio desayuno nos dimos cuenta que el niño de papa y Merilain no había aparecido. Como buenos amigos que somos supusimos que estarían en la habitación de él durmiendo todavía, así que cámara y vaso de agua en mano nos fuimos para arriba a darles los buenos días. Abrimos la puerta y... limpio. Ni rastro de ninguno, es más, no parecía que allí hubiera habido absolutamente nadie en toda la noche. Nos sorprendió bastante la verdad, Marc no era de hacer bromas de ese tipo, así que empezamos a buscar por toda la casa...


Merilan, Una compañera nueva - cap2

03 diciembre 2012

Lucha personal

Menudo asco, no hay manera. Me esfuerzo, sonrío, pienso en las cosas buenas que me han sucedido durante el día por pequeñas que sean, pero nada. Ahí sigue esta desagradable sensación de que todo es una mierda, lo destrozaría todo. Todo el día preguntando, agobiando... ya me podrían ignorar un rato; tanta preocupación, tanta preocupación y la mitad de las veces es por cortesía...

Va Alex, ¡no de caigas! ¡Lo que tienes es fantástico! Muchos desearían estar en tu pellejo. Eres una chica soñadora, con fuerza y carácter, disfrutas y sonríes con poco, vas consiguiendo pequeñas metas que te llenan de experiencias y alegrías, y estas rodeada de amigos.

Los amigos, si... ahí están, y al final consiguen despistarme y me recuerdan que no estoy sola. Pero cuando estás sola otra vez, ¿qué? Sigo rodeada de conformidad, de soledad, de ignorancia.. Con grandes sueños, pero me pongo a trabajar en ello y solo encuentro desierto, dudas, niebla y soledad.

Pff.. ¿Cuando hemos caído en esta burbuja de negatividad?

No lo se... pero no encuentro fuerzas, ni motivos, ni valor.¿Qué podemos hacer Alex?

Expulsar. Expulsar estás ideas. Vamos, siempre has sido de armas tomar, de que nadie te diga lo que tienes que hacer. ¿Quieres brillar? Brilla. ¿Quieres volar? Vuela. Al carajo con los miedos, con los tabús, con el pudor, con las manías, con las dudas...  Déjate llevar por los impulsos de tu sangre, olvida al cerebro por un día, comete locuras y descuadra a todos los que te rodean...

Si te digo que no me gusta la idea mentiría. Pero no es tan fácil... ¿Como das el primer paso? Y si todo sale mal, ¿qué? Parece que haya cambiado, que no soy la que era...

Pff.. si es que así no vamos bien... Nos queremos liberar, ¿no es cierto? Tú sabes quién eres y como eres, ¿lo tienes claro no?

Sí... pero da miedo dejar ver quien eres.. te pueden hacer tanto daño..

¿No eres fuerte? Que duela, lo soportarás. Lo importante es ser quien eres y sacar lo que llevas dentro.


15 octubre 2012

Luz: cap3. La decisión.

¿Cómo pudo tener la sangre tan fría de soltármelo así?
Mi vista se nublo, solo podía ver sus ojos interrogándome, buscando adelantarse a mi respuesta. Miré al suelo buscando una tregua y poder llegar a una solución de la que no me arrepintiera.

- Va a ser la última vez que nos veamos ocurra lo que ocurra, ¿no?
- Exacto.
- Seguir como hasta ahora o entregarlo todo a alguien que no se realmente quién es, que nadie conoce, que no volveré a ver, que no se su nombre y que seguirá disfrutando de su vida nocturna como si nunca nos hubiéramos visto -suspiré tranquilamente y no disimulé la sonrisa melancólica que me salio del alma-. Esta bien. Lo entiendo.

La cogí del brazo, la acaricié y sentí su escalofrío en mi mano, vi como se sonrojaba y creo que nunca había sonreído con tata picardía como le sonreí en ese momento a ella, era la primera vez que no era yo el intimidado.

- Sí, esta bien... Pero ya que tú has puesto tus condiciones, yo pongo las mías. Quiero intimidad y respeto, no que me intimides y me mandes, así que deja esa pose de sargento. Si hay que disfrutar, que disfrutemos los dos, ¿no?

No puedo explicar todo lo que su cara confesó en ese momento, ¿sorpresa?¿ alivio? ¿miedo? ¿ganas? Pero me acerque a ella y le acaricié la cara. Cerro los ojos y se dejó llevar. Se habían girado las tornas, yo me sentía seguro y tranquilo y ella... ella era increíble. Le alce la cara con suavidad, cogiéndola por la barbilla, y la besé. Esa mujer con tanto carácter y prepotencia estaba tan dulce... Poco a poco el beso cogió forma y la pasión nos inundo. Fue su lengua la que encontró la mía, al mismo tiempo que sus dedos se entrelazaban con mi pelo y la otra mano se colaba juguetona por debajo de mi camiseta. Adiós sutilezas, hola pasión. Entre besos y "caricias" la acorralé en la pared y le iba a quitar la camiseta, pero me agarro las manos, me miró fijamente y apareció otra vez su temperamento:

- Ni hablar guapura. Primero te saboreo yo, a ti.- y me quitó la camiseta.

Me repasaba entero, devorándome con los ojos y mordiéndose el labio inferior. Se escabulló de la jaula que le hacían mis brazos con la pared, me agarró de la cinturilla del pantalón y me arrastró hasta la cama. Estaba de rodillas encima mío, quedando su pecho a la altura de mis labios, y se quitó la camiseta de un tirón. Segundos después la tenía debajo mío solo con la ropa interior. Su piel suave ardía y a mi me quemaban hasta los ojos solo viéndola. Era tan hermosa... con la piel tan suave y tersa, la barriguita plana y  los huesos de la cadera marcados... parecía una fantasía, dulce y salvaje a la vez. La acaricié, la toque, la besé y otra vez, cuando fui a quitarle la poca tela que le quedaba y que sobraba más que nada, me dio la vuelta y se colocó encima mío. Sus labios paseaban a placer por cada poro de mi piel mientras que apartaba mis manos de su culo y dejaba claro que me quería quietecito. Detuvo los besos debajo de mi ombligo, alzó la vista, me sonrío maliciosa mientras hacía descender mis pantalones y...


- ¡Vale, vale, vale vale!
- ¿Qué pasa?
- ¿Cómo que, qué pasa? ¡No es necesario que me detalles como fue la gran noche! Ya me imagino que fue una noche llena de lujuria y placer y que te la gozaste.
- ¡Joder! Si solo de recordarlo todo se me han tensado los músculos...
- Bueno y se supone que ¿tengo que creerme que no te acordabas de nada de todo esto hasta que hoy has visto mi collar?
- Exacto.
- ...
- A veces cuando me despierto me vienen un par de imágenes como si fueran de un sueño mal recordado y resulta que son la cara de aquella mujer y ese collar, Luz. Nunca me fije mucho ni le di la más mínima importancia, pero es idéntico al que llevaba ella... No me mires así, yo tampoco lo entiendo. ¿De dónde lo has sacado? Des de que te conozco no recuerdo habértelo visto.
- Me lo envió mi madre este verano con una nota que decía:  "Para cuando te sientas perdida y no sepas ha donde mirar, obsérvalo y recuerda la luz que llevas dentro."
- ¡Lucía nos vamos!
- Bueno, me voy, nos vemos mañana en clase. Ya me contarás quien es en realidad la mujer del gran polvo de tu vida, jajaja. Adiós
- Ya... muy graciosa. ¡Hasta mañana!


30 julio 2012

Encuentro fortuito

   Con la Imperial Tarraco a la espalda, El Balcón Mediterráneo como objetivo, un cielo azul completamente despejado y un Sol brillante sobre nuestras cabezas, paseamos tranquilamente. Charlamos, reímos, nos miramos, nos abrazamos, vamos de la mano, nos chinchamos, volvemos a reírnos... es todo tan genialmente increíble que parece un sueño, pero es real. Es nuestra realidad.
   Una pareja baja en dirección contraria y van igual de felices que nosotros.
   Nos miramos. Nuestros ojos se conectan fijamente durante un minuto intenso y extenso, el corazón se nos acelera estrepitosamente, olvidamos todo cuanto nos rodea y intercambiamos imágenes de aquellos hermosos momentos: juegos, frases con doble sentido, caricias secretas, mensajes con delicias, momentos llenos de picardía, amigos y todo aquello que se quedo en el camino. Nuestras mentes se deleitan en los recuerdos y se funden en un beso apasionado que nunca llegó, provocando que la comisura de los labios se levante y refleje una sonrisa agridulce, que acaba con un gesto seco de cabeza y un:

- Adiós.
- Adiós.

   De vuelta a la realidad, con la mirada perdida en el suelo y los recuerdos agonizando por volver al baúl que pertenecen, todo se resume de la manera más dolorosa posible.

- ¿Le conocías?
- Sí. Un viejo conocido - le sonríes y le abrazas mientras seguís con el paseo.

rbk

12 julio 2012

Luz: cap2. Entre la espada y la pared.

Luz: cap1. La extraña

El día siguiente se me hizo eterno. Cene temprano, me duché y la espere en mi cuarto, esta vez, pese al calor, con la camiseta puesta.
Igual que el día anterior en el momento que estaba distraído apareció en la ventana.

- Te puedes quitar la camiseta si tienes calor, eh. No voy a morderte, al menos no todavía... jajaja.
- ¿Siempre tienes que ser tan... "directa"? - tal como le hacía la pregunta y ella me miraba desafiante y divertida, siempre divertida, me arrepentía de haberla hecho.

Sin apartar la mirada de la mía se acercó y, igual que al acercarse la noche anterior, me quede paralizado. Junto tanto su cara a la mía, que mientras me respondía casi notaba el suave roce de sus labios con los míos.

- Si estuviera siendo directa contigo no estaríamos utilizando la lengua para charlar.

Durante un par de semanas fue así todas las noches. Después de cenar la esperaba en mi cuarto sentado en la silla mientras hojeaba algún libro, ya que un día que la espere tumbado en la cama no se molesto ni en soltar una de sus “discretas indirectas”, sin darme tiempo ni ha pestañear me la encontré encima, conteniendo una carcajada como única respuesta a mi cara de susto. Cada noche hablábamos unas cuantas horas y, si no fuera por aquellos momentos en que se aproximaba y se quedaba a unos escasos centímetros de mi, o cuando decidía divertirse poniéndome nervioso con sus juegos de palabras insinuantes, las charlas eran de lo más interesantes y divertidas y su compañía, más que agradable. La atracción mutua era palpable. Eramos como dos imanes de polos opuestos sujetados por los extremos para evitar el contacto, como dos ramas secas que solo necesitan una chispa para prender en llamas... Y cuando llegaba el momento de irse, siempre decía lo mismo, como lamentándose por ello:

- Demasiado... me gustas demasiado... - y se iba sin ni si quiera mirar atrás.


Un día, como siempre, después de cenar fui para mi cuarto, me cambie y me dispuse a esperarla, pero tal y como me iba sentando en la silla el rojo de mis mejillas se encendía como una cerilla. Allí estaba ella, tumbada en mi cama con un libro abierto delante, pero a juzgar por su expresión, no acababa de levantar la vista de la lectura.

- Tendría que haber venido siempre antes de que te cambiarás, lástima que lo piense ahora - de un salto se puso en pie y su semblante se torno serio y decidido -. Que quede claro. Hoy, suceda lo que suceda, va ser la última vez que nos veamos.
- Pero por..
- Porque sí.

Se hizo un largo silencio. Con un suspiro y bajando la mirada al suelo cambió su expresión. Se dirigió a la ventana y se puso a mirar al cielo, como si este le tuviera que dar la respuesta a mi pregunta. Finalmente me dijo que quería ser sincera conmigo, que no sabía si eso iba a ser bueno o malo para ella, pero que le gustaba demasiado y lo que, según ella, era peor, le gustaba de verdad.

- Lo único que no puedo decirte es quién soy o quién dejo de ser. Y no te molestes en indagar por ahí, no encontrarías nunca la respuesta - hizo una larga pausa con la mirada perdida en algún punto del cielo, y siguió -. Lo que quiero que sepas es lo que realmente hago y venía dispuesta hacer contigo también, para que tu seas el que elija lo que pase esta noche antes de que me vaya, sin que yo te haya engañado...

Me contó que el día que la vi por la calle fue un error, que lamentaba y lamentaría toda su vida, pero que lo hecho, hecho estaba y, como no había manera de solucionarlo, ese mismo día decidió que cuando yo tuviera la edad apropiada se presentaría ante mi, igual que con el resto. Porque sin decirme el motivo, también me contó que por las noches vigilaba y estudiaba a los hombres que le parecían atractivos y, las noches de luna llena o en las que esta desaparecía de nuestra vista, se plantaba ante ellos y los seducía, independientemente de si estaban prometidos, casados, solteros o no. No sabría decir si su pasividad al contarlo, dándole igual si estaba bien o mal lo que hacía, me impresionaba o me horrorizaba. La cosa es que no tenía ni una pizca de remordimiento, lo que después les pasará a ellos le daba igual. Su único objetivo de todo aquello era divertirse...

- Y disfrutar del placer carnal que tanto os gusta a las personas.
- No me gusta ese comportamiento, pero creo que hablar de si es ético o no, no servirá de nada.
- No.
- Ya... Y esa manía o costumbre, de hablar de las personas, como si tu no fueras una de nosotros, ¿tampoco me la vas a explicar?
- No he venido a decirte quien soy chiquitin - me soltó y, con la mirada nuevamente segura, fija en mis retinas, y con una voz suave y dulce añadió mientras se acercaba lentamente -. Hoy, esta noche, he venido a dejarte decidir, a ti, si nos pasamos la noche charlando como siempre o si prefieres pasar una noche inolvidable entre mis brazos.

Luz: cap3. La decisión.

03 julio 2012

Luz: cap1. La extraña

Para cuando todo esto empezó yo no era más que un crío de 15 años. Y con esa joven edad fue la primera vez que la vi, en aquel gris callejón con olor a humedad de detrás del instituto. Paso con una rapidez y una agilidad inhumanas. A penas tubo un segundo para mirarme, pero ese segundo fue suficiente para que sus ojos cristalinos se clavarán en mi mente como dos estalactitas se clavarían en un suelo de arena fina, dejándome completamente cautivado. No sabía como, pero tenía que volver a verla, así que durante una larga temporada, a la misma hora que aquel día, me iba al oscuro callejón. Con el tiempo, decidí que era inútil continuar así, o que incluso habría sido una mala jugada de mi imaginación, pero no conseguía dejar de pensar en ella.
Hasta que una noche, años después, cuando ya tenia 18 años, volvió aparecer.

Me desperté en seco, como si alguno sonido extraño hubiera perturbado mis sueños. Durante unos minutos permanecí en silencio, inmóvil y mirando de reojo toda la habitación, preparado para saltar si fuera necesario. Nada. Quise volverme a dormir, pero el calor insoportable que hacía me había despejado por completo. Me fui a la cocina a por un vaso de leche fría y, una vez en mi cuarto, me quite la camiseta y me acomodé en la silla, mirando por la ventana el cielo oscuro y estrellado, con aquella enorme y brillante luna llena postrada en lo alto, que, como si de un marco se tratara, quedaba en el centro de mi ventana. Mientras buscaba la cámara de fotos en los cajones de la mesa, una voz dulce y suave, pero con una seguridad y una tranquilidad sorprendentes me erizo todo el bello de la nuca.

- Realmente hay una buena vista desde tu ventana.

Lentamente me di la vuelta y, allí estaba ella después de tantos años, sentada en la ventana, en mi, ventana.
El mundo se desvanecía a mi alrededor y solo podía sentir como mi corazón latía a un ritmo desmesurado. Había soñado tantas veces aquel momento...
Con esfuerzo logre que no me temblara la voz e intente seguir la conversación, con aparente tranquilidad.

- Sí... tener un parque delante de casa, en lugar de más edificios es toda una ventaja...
- No me refería a eso. - me corto con una sonrisa astuta y mirándome lenta y directamente a los ojos- El tiempo te ha sentado bien. Tu cara ya no es la de un crío inocente y bobalicón y has crecido, por no mencionar lo definidos que están tus músculos.

Y sin abandonar su sonrisa, arqueó una ceja y no se privo de mirarme de abajo a arriba, tomándose su tiempo y, por último, clavando sus ojos en los míos. Su mirada era tan segura, y estaba tan llena de vida y de pasión que de poco no me tumba de los nervios.
Después de aquel comentario no pude articular ni una sola palabra. No se cuantos segundos pasaron, pero recuerdo que me sumergí en su esbelta y sinuosa figura. Debía medir metro sesenta, con el cuerpo en un magnifico equilibrio, delgada y con los huesos finos -eso se adivinaba por sus delgadas muñecas y tobillos- y con los músculos suavemente marcados, lo que hacía pensar que, por lo menos, algo de fuerza tenía que tener. Y su cabello largo hasta la cintura, de un negro azabache, le caía liso por los lados de la cara, blanca y de rasgos alargados, aunque suaves, con unos ojos de azul cristalino perfilados por unas pestañas largas y negras y unos labios rosados, finos y carnosos. Iba vestida con unas botas hasta los tobillos de piel negra, sin tacón; con unos tejanos oscuros a unos centímetros por encima de las rodillas y con un pañuelo de gasa fina, brillante y translucido, de un tono azul claro, como sus ojos, atado a la cadera, una camiseta de tirantes negra básica y en el brazo derecho, por encima del codo, una pulsera de plata con un dibujo de las diferentes fases de la luna.
Me había quedado tan aturdido que no me di cuenta de que se había acercado y estaba a escasos centímetros de mi. Cuando me percate, mi cuerpo se contrajo como quien intenta contener un susto, y todo su rostro esbozo una sonrisa dulce y picara, como si mi nerviosismo le divirtiera.

- Me gustas. Llevo tiempo observándote y me gustas. Eres atractivo y humilde y esta timidez tuya me divierte. Sí, me gustas. Venia hacerte mio... - dejo la frase suspendida en el aire, paso su mano por mi torso  desnudo y río - pareces una hoja al viento de tanto que tiemblas. Tranquilo, te veré mañana. Me gustas, me gustas demasiado, maldita sea.

Y se fue por donde había venido.
Estaba tan nervioso que no pude ni seguirla hasta la ventana y por supuesto, ya no pude dormir en lo que quedaba de noche.


Luz: cap2. Entre la espada y la pared

02 julio 2012

Silencio


Mirando por la ventana sientes un vacío en tu interior, lo reconoces, pero intentas creer que no es tuyo, que es una ilusión pasajera y que estas bien, que todo va bien. Tus ojos miran al frente, pero tu mirada esta anclada en puertos del pasado, donde la lluvia era motivo de alegría y el Sol la escusa para ir a la piscina. Suena una melodía que acompaña tus recuerdos dándoles más protagonismo en el ahora y, sin entender porque, tu vista se nubla y sientes que la vida no tiene sentido.
Vacío. Hay un vacío en tu interior que cada día que pasa es más grande y tienes miedo, miedo a que te absorba. Y por eso sonríes, por eso, y porque tú siempre sonríes, siempre tienes buenos consejos y una mano libre para todos. Pero te has perdido en el camino de tu vida y no sabes por donde tirar, pero tampoco hay nada que te empuje a tirar para ningún lado...
Están tan lejos las metas, son tan difíciles de alcanzar y hay tantas cosas que salen mal...
En ocasiones desearías cambiar el mundo o vivir en la luna, o en una simple casucha, en medio de un bosque con un lago chiquitito y una gran cascada en la que cada mañana pudieras ver el arco iris y pensar, y sentir que vives en un mundo feliz, sin la necesidad de amar o ser amado. Tal vez, y solo tal vez, entonces tendría sentido vivir con ese vacío en el interior, con esa incertidumbre que nos abraza cada día.
Es imposible vivir como si el mañana no existiera, porque el mañana existe, incluso aunque no quieras y lo elimines de tu vida. Será por eso que sientes ganas de reír cuando a tu alrededor solo queda el aire, lleno de fuerza y de vida, a escasos segundos de fundirte con la eterna tranquilidad. Es tan fácil sonreír y tan difícil ser feliz... Silencio.

rbk

18 junio 2012

Cartas a un viejo amigo

Mi buen amigo, han pasado ya tres años y aun te recuerdo con un punto de tristeza, aunque ahora ya puedo hablar de ti sin tener que tragarme ese nudo molesto en la garganta. Ya no te lloro constantemente y el vacío tan grande que me dejaste no pesa tanto como antes, pero no me abandona y si lo intentará tampoco le dejaría, porque eso es lo que te mantiene vivo dentro de mi. Pese a todo, me gusta recordarte y de tanto en tanto releo las cartas que te hice cuando la pena podía más que los alegres recuerdos.
Ahora estoy bien. Tengo otro amigo al que quiero y me da su alegría cuando yo pierdo la mía, pero tu fuiste, eres y serás especial.

Gracias viejo amigo.


Martes 1 de diciembre de 2009

Joder!!! ¿A quién quiero engañar?
Sabía que esto tenía que pasar... era imposible que durarás más que yo y, también sabía que tenía que explotar...

Desde el sábado 28, las horas en casa se vuelven tristes y apagadas y por más que lo intente, no puedo, a las horas claves me entra la nostalgia...
Me viene a la cabeza tu compañía y después la última imagen que tuve de ti... es horrible.
Primero estabas nervioso porque veías que mama se iba con la cabeza gacha y tu siempre has notado cuando estábamos tristes. Después te fueron a pinchar una vez, pero te movías mucho... te cogí bien y, como siempre que has tenido miedo y te cogido, te calmaste... te pusieron la inyección y pude notar como te ibas relajando y durmiendo, hasta que en cuestión de unos segundos no respirabas y tu cabeza estaba apoyada en mis brazos, con todo su peso. Ya te habías ido... te quite el collar y te tuve que dejar allí, con la mirada perdida y tumbado en el suelo.
Y aunque yo me quede con esa imagen y esa sensación al dejar de respirar grabada en la cabeza, me queda el consuelo de saber que no te deje solo y no sufriste, ni sufrirás más.



Miércoles 2 de diciembre de 2009

Eras solo un perro para el mundo, pero para mi eras más que nada. No podías abrazarme, pero al abrazarte yo me sentía mejor que nunca. Me dabas más cariño del que ninguna persona me ha dado.
Cuantas veces habré estado mal y solo tu te has dado cuenta... Has estado a mi lado y me has hecho compañía, has dejado que te chinchara y te abrazara y solo con eso me sentía mejor y con fuerzas para seguir con lo que fuera.

Si hoy me concedieran un deseo, desearía poder volver abrazarte y a llamarte el chiquitín...



Lunes 7 de febrero de 2011

Lo recuerdo como si fuera ayer, como si el tiempo, desde entonces, no hubiera pasado.
Llevabas tiempo encontrándote mal, pero eras fuerte y te aferrabas a la vida que te habíamos dado a nuestro lado y, como si el dolor fuera insignificante sufrías en silencio. Pero igual que tu siempre supiste como me sentía yo y me hacías compañía cuando era necesario, yo intuí que algo te pasaba y como te sentías.
Sabía que no quedaba mucho, no se como lo supe, pero lo hice, pero para mi desgracia no era consciente de lo que eso significaba y podría haberte hecho más caso del que te hice. Posiblemente esa sea una de las pocas cosas de las que me arrepiento en mi vida.
Realmente amigo mio, jamás imagine que podría echar tanto de menos a alguien. Es asombroso hasta donde puede llegar el dolor humano, hasta donde pueden llegar los sentimientos y los recuerdos; traspasan todas las leyes del tiempo y el espacio, no entienden de normas.
Son tantos los momentos contigo, los recuerdos, tantas ganas de poder hacerte volver a mi lado...
Me entristece cerrar los ojos y pensar en ti, porque la última imagen que, aunque no lo quiera así, me viene a la mente de ti, es siempre la misma: tumbado, tranquilo y obediente, como siempre, con la cabeza en mis manos y rodillas.
No quería que pasara, pero era necesario, por ti. Cumplí mi palabra, aunque me dolió más de lo que hubiera imaginado que me dolería, pero te dije que estaría contigo hasta el final y que nunca te dejaría solo.
Y sin dolor, mientras te acariciaba, note como tu cabeza no hacia esfuerzo y dejaba todo su peso encima mío, respiraste profundamente y ese, mi gran amigo, fue tu último suspiro.
Contra mi deseo, te quite el collar, con cuidado deje tu cabeza en el suelo y, mirándote por última vez, te dije adiós y me fui. Y allí contigo se quedo una gran parte de mi vida, miles de recuerdos agradables y horas de compañía, allí contigo amigo mio, se quedaron unas cuantas ganas de vida y felicidad.
Así es como yo lo recuerdo. Me hubiera gustado saber, como lo viste tu.
Te recuerdo cada noche y pienso, que nunca te lloraré lo suficiente comparado con el gran vacío que me ha dejado tu ausencia y la soledad que he llegado a sentir sin ti.
Tal vez esto sea cosa de locos, pero tenías derecho a saberlo y, a saber, que por más perros que tenga, Aron, ninguno, nunca, ocupará tu lugar en mi recuerdo.

rbk

17 junio 2012

Un paseo tranquilo

Me despierto como me he despertado siempre: dando vueltas en la cama, sin ganas de levantarme y esperando que sea una pesadilla y no haya sonado el despertador. Después de abrir los ojos y, para mi desánimo, comprobar que no era un sueño, estiro bien los músculos entumecidos por el largo descanso, me pongo las chanclas de ir a la piscina - no soy de llevar zapatillas - y me comporto como una persona normal, es decir, hago todo lo que haría cualquiera al levantarse.

Ya estoy. Llaves, móvil, mi mp3 de hace mil años pero que funciona mejor que cualquiera nuevo de hoy en día y la chaqueta, por si me entretengo más de lo esperado y me atrapa la fresca de la noche.
Avanzo rápida, con pasos aparentemente seguros y decididos, la cabeza alta y los ojos clavados en el final de lo que alcanzo a ver, como si nada a mi alrededor me importara, reafirmando esa supuesta seguridad. Pero no se a donde voy. Ya hace cinco minutos que mi mente se ha desprendido de la realidad que la rodea y sueña veloz, recibiendo los estímulos del exterior y deformando estos a su antojo.
En mi descabellada realidad ficticia: las miradas de la gente que pasa por mi lado son miradas de asombro y sorpresa, mientras les esquivo o esquivo cualquiera cosa que me encuentro en el camino con una agilidad digna de un gato salvaje y sin la necesidad de mirarlo antes si quiera y, dejando que mi imaginación siga su curso, creo diálogos de libros de aventuras y me hago protagonista, de manera disimulada, no vaya a ser que alguien se de cuenta y me tomen por loca.
Un vagabundo despista mis aventuras en la ciudad. Acomodado en el césped de un pequeño jardín al final de la calle por la que me encuentro bajando, me mira con suspicacia, y sospecho que se ha dado cuenta de mi habilidad por crearme aventuras inexistentes con la gente de mi alrededor. En el instante en que se cruzan las miradas mi imaginación descubre a alguien interesante. Una persona que a aprendido a vivir a la sombra de la sociedad, recibiendo miradas hostiles y rechazos de todas clases. Observa a las personas y localiza aquellos que no tienen escrúpulos, son egoístas y necesitarían una pequeña lección de valores, para poder ayudar a la mano del destino a darles esa lección, cosa que le da una supuesta felicidad.
En realidad, es un héroe de a pie, lleva la marca de la valentía grabada en su rostro de ojos negros como la noche, con la mirada orgullosa y penetrante, unas facciones duras y cuadradas, con la piel seca y agrietada por los cambios de temperatura sufridos a la intemperie, y la cantidad de historias que debe guardar su, aun que disimulada, picardía.
Al llegar a su altura sigo mi camino, ya que quedarme mirándole fijamente podría resultar, si mas no, incomodo. Tal vez sea un héroe, o tal vez un simple hombre desdichado de su felicidad, por alguna estupidez cometida en su pasado o por falta de valía para afrontar alguna situación complicada de la vida, o quién sabe, como todos los que pasamos por su lado no me he molestado en preguntarle y sea como sea, sus momentos de gloria en mi cabeza ya se han terminado.

Después de este tranquilo paseo por la ciudad, dejo que las piernas me lleven hasta casa, para seguir con una vida tan normal.

rbk

11 mayo 2012

Adolescentes...

"Otra vez la misma historia. Otra discusión y otra semana sin hablar. Así es mi vida con mi madre. Siempre tratándome como a una niña indefensa, su niñita que no sabe lo que es andar por la vida. Cómo si ella lo supiera. Nunca me entenderá; viene de una época prehistórica donde todo es maravilloso y encuentras una vía de escape en cada esquina. Nadie me comprende y mi madre no hace ni el esfuerzo por intentarlo. Si supiera lo que es sufrir... lo que es llorar... lo que es ver tus ilusiones rotas a milímetros de conseguirlas..."

Esas fueron las últimas palabras que pensé antes de encontrar a mi otra madre.
Todo empezó una tarde de otoño. Después de la pelea me encerré en la azotea para evitar cruzarme con ella hasta, como mínimo, la cena. Y allí, dándole patadas a todo lo que encontraba a  mi alrededor, descubrí algo que me cambiaría un poco la vida: un baúl.
Impulsada por una sensación que desconozco (como muchas otras), me acerqué, lo abrí y me dispuse a indagar en él. Tardé más bien poco en encontrar algo que me resultara interesante. Se trataba de un viejo libro, forrado de terciopelo color vino, o eso parecía. Siguiendo esa sensación impertinente, que no me dejaba ni por activa ni pasiva, le quite el polvo y dejé a la vista unas frases:

" Si quieres volar por mundos mejores no cierres los ojos, solamente ábrelos bien y ve la realidad, aprende aceptar y a gozar de ella. Deja que tus ojos absorban mundos nuevos para crear uno en su interior, cada día mejor."

Tal fue mi sorpresa al ver la firma que no dude ni un segundo en pasar página y seguir leyendo. Con cada línea, mi asombro y mi curiosidad aumentaban. No podía creer que aquellas palabras fueran suyas. Describían exactamente cómo me había sentido y como me sentía... No daba crédito al logro de encontrar las palabras exactas para cada sentimiento.
Y mientras seguía inmersa en aquellos textos descubrí que me emocionaba, que la pena, la comprensión y la culpabilidad inundaban mi ser. La vida de mi madre no parecía haber sido tan fácil:

"Hoy la muerte se reflejó en mis ojos, me enseño mi propia desgracia y me invitó a ir con ella a una fiesta de gala. Pensé en aceptar y noté que mi alma se teñía de rojo. Los gritos de dolor resonaron en mi cabeza como campanadas anunciando mi sentencia. Pero el recuerdo apareció en mi corazón igual que un triste alarido.
Abrí los ojos, y allí estaba yo, sin haber sido un sueño, sumergida en la oscuridad del sufrimiento, callando sentimientos, ahogando gritos en lágrimas, pidiendo soledad para la eternidad..."

Unas horas más tarde, cuando ya había agotado todas las lágrimas, salí de la azotea al encuentro de mi madre. No me fue necesario buscar demasiado. Se había sentado en las escaleras, armada de toda la paciencia del mundo, a la espera de que me dignara a bajar de allí arriba para poder hablar.
La emoción supero a mi orgullo y me abalance sobre ella, abrazándola como nunca antes lo había hecho. Ella me lo devolvió con energía y ternura, y tras unos segundos de silencio y tranquilidad me dijo: " la vida no es fácil para nadie y te entiendo perfectamente, solo quiero evitar que cometas los mismos errores que yo."
Ese día entendí que, pese a todo, las madres nos comprenden y la vida, ya bien sea en esta o en otra época, sigue unas pautas de aprendizaje. Todos sufrimos y todos reímos, porque, al fin y al cabo, todos sentimos.
Pero la adolescencia pasa factura y muchas veces aún tengo la sensación de que soy una incomprendida, pero ya no discuto con mi madre, ahora pienso, que sus motivos tendrá para decirme lo que me dice o actuar como actúa.

rbk

09 abril 2012

Un último suspiro

escrito el 09/04/2012

El Sol está en lo alto de un claro y azul cielo, es un buen día para reír y salir a dar una vuelta con los amigos.
Pero una chica no ríe ni va con los amigos, se sienta frente una pantalla con las intenciones muy claras. La mirada perdida y el cuerpo inmóvil en la silla provocan un estremecedor silencio que se ve interrumpido por el tic-tac de un reloj. Parece una estatua de hielo, pero su pensamiento es un torbellino de dudas: "¿de qué manera?, ¿espero más?, ¿con qué palabras?, ¿con qué es más rápido?....."
Sin más, se le abren los ojos como platos, aunque con tristeza sigue en la sombra de la habitación, iluminada solo por la pantalla. Se pregunta sin cesar cómo puede hacerlo si esta sola ante la vida, ante el dolor. Ya no consigue contener las lágrimas, ella misma sumerge el dolor en más dolor. "No sirvo para nada, solo hago daño a los que quiero y a quienes importo, no soy sincera con nadie, no hay arreglo, no hay salida..." Y con el corazón encogido y las lágrimas recorriendo sus mejillas, en un rostro inundado de horror, dice con un hilo de voz:
-Lo siento...

rbk

16 febrero 2012

Una chica más

escrito el 27/01/08

Es la historia inacabada de una chica mas. Una niña que nació como nosotros en algún lugar de este planeta. Nada mas nacer ya vio todas las caras de la vida. Supo que era sonreír y que era llorar, descubrió que era sufrir y hacer sufrir,... Pero con cada movimiento de sus labios, con cada sonido que emergía de su boca y cada una de sus sonrisas, alguien era capaz de notar en su interior la felicidad que jamás pensó que conocería. Cada vez que sus ojos se cerraban una estrella caía en el océano y en el momento que volvía a abrirlos, la estrella caída tomaba una nueva forma, una nueva vida y, allí arriba en la alturas, brillaba una nueva.
Era una niña con fuerza que paso a ser una chica con magia para cambiar el mundo, pero el mundo terminó cambiándola a ella. Igual que tu y que yo, esa chica lee estas lineas y mira en los rincones de su memoria, observando que en cada uno de ellos hay un sentimiento, una causa, una pregunta y unos hechos determinados. Se da cuenta que el mundo la cambio porque era fuerte, pero débil al mismo tiempo. Su vida se basaba en sonreír, en hablar con dulzura a quien necesitara de cariño, demostrar amistad a quien necesitara confianza... pero el mundo la cambio. No sabe si para bien o para mal, no entiende porque a sucedido así, pero sabe con certeza que es más fuerte que antes, sabe que no llorará por nadie, que no llorará por nada, que el daño que sufrió no lo volverá a sufrir, y que aquellos que la sepan descubrir tendrán la esperanza de la vida a su lado hasta el final de los días, porque ahora sabe que es débil, pero capaz de luchar, de levantar de la miseria a todos los que acepten sus defectos y secretos y estén ahí cuando ella también los necesite.

Hoy mira al cielo con fuerzas renovadas y le habla a las nubes; le dice al viento que se lleve con él las penas y le pide a los océanos que las hunda entre sus olas. Su mirada se pierde en el horizonte donde no se distingue el mar del cielo y su respiración es lo único que estorba al señor de los silencios, que no osa decirle nada.
Ha cambiado, nada le hace tambalear por dentro, las lágrimas han abandonado su lucha por la libertad y se mantienen descansando en algún lugar que ella misma desconoce. Pero desprende tanta energía, tanta confianza, tanta sinceridad, tanta bondad a pesar del sufrimiento, que a cada paso que avanza en este mundo, una sonrisa florece entre los grises edificios, y una gota de felicidad devuelve la esperanza a un corazón podrido por la humanidad.

rbk

05 febrero 2012

Sorpresa

escrito el 10/12/07

Llevan tiempo siendo amigos y, como es costumbre han subido a su casa, pero hoy las cosas cambiarán para siempre.

Su madre tiene que salir hacer un encargo y se quedan solos a la luz de la pantalla del ordenador y con la música de fondo. La calefacción esta al máximo y el calor es impresionante. Él se quita la camiseta, pero ella ni se inmuta, esta acostumbrada a esas confianzas y al calor persistente de su casa.
Mientras ella hace unas cosillas
en el ordenador, va a por algo de beber a la cocina. Le pregunta si quiere que le traiga algo, por el calor, pero le dice que no. Al volver se acerca sigiloso por detrás y se detiene a escasos centímetros de su piel. Ella se gira y, por mucha confianza que le tenga, los nervios la invaden aún que por poco tiempo. Se ha llevado un buen susto, su cerebro le ha jugado una mala pasa, pero eso es imposible, son grandes amigos.
Sin embargo él se ha dado cuenta del detalle de esos nervios y deja entrever una sonrisa pícara. Si ella esta nerviosa todo gira a su favor y, la verdad, no tiene más ganas de esperar. Se le acerca más, ella en la silla no tiene muchas alternativas. Estira el brazo y... coge
el ratón, cambia la canción y le dice que esa no le gustaba nada. Riéndose la mira y ve como ella sostiene una sonrisa entre tranquila y avergonzada. La sonrisa picara vuelve al rostro del chico. Se pone delante de ella, la mira fijamente y se acerca cuidadosamente mientras ella se intenta apartar, pero ve que esta al limite, tocando la pared. Coloca una rodilla en la silla para estar más cerca de ella y las manos en la pared. Ahora que la tiene acorralada primero le dice que ya tenía ganas de hacerla suya y, la repasa con la mirada después. Pero la mente de la chica esta ausente, completamente en blanco, no entiende nada y en la cabeza solo tiene a su novio. Esta inmovilizada por el asombro. Él baja su mano acariciándole el pelo y la cara hasta su barbilla y le levanta la mirada. Se le acerca lentamente, sus labios están apunto de rozar los de ella, que cierra con fuerza los ojos y las manos. Y la besa.
Es como un golpe dentro de una campana de metal y automáticamente
abre los ojos y empuja a su amigo con toda la fuerza que puede, dejándolo apoyado en la otra pared. A sido como despertar de una pesadilla y ahora es ella quien maneja la situación y lo acorrala a él entre sus brazos contra la pared. La tensión y el silencio que se respira en la habitación son tan grandes que pueden escuchar palpitar el corazón el uno del otro. El de él es lento pero intenso y va acompañado de una sonrisa audaz. El de ella, en cambio, es rápido y lleno de nervios. Empieza a deslizar su mano por el rostro sonriente del chico, la va bajando lentamente por el cuello, hasta el pecho; le mira fijamente a los ojos y se le aproxima muy lentamente, provocando que el corazón de ese amigo aprovechado se acelere estrepitosamente y se llene de deseo.Y a escasos centímetros de su boca se detiene y se dirige a susurrarle algo en la oreja, soltándole sin más:


-Lo siento, si quieres pasarlo bien así, tendrías que haber buscado a una chica que no te valorase, que no este enamorada o que sea una puta. - y mirándole
de nuevo a los ojos, acaba- y ahora, olvidate de mí, ya me as visto bastante el pelo.
Se aparta en seco, le coge la camiseta, se la lanza por la cabeza y le abre la puerta de entrada mientras le mira fijamente. Y aún con la rabia en la mirada y en la voz, le dice un hasta nunca "amigo" y sin darle opción a responder cierra la puerta tras de él.


rbk

01 febrero 2012

¿Un pez que se muerde la cola?

escrito en 2007
(La idea surge de un hecho real, pero no lo sigue a rajatabla.)

Esta historia empieza como todas las otras: un chico, una chica, los amigos y los compañeros, una relación especial y un rumor. Pero no todas las historias son iguales, ¿no?

¿Se conocieron por casualidad?No, era obvio que se conocerían. Tenían amigos en común y iban a la misma clase, ¿qué más querían a favor? Entablaron conversación cara a cara, mirada con mirada. La primera impresión fue realmente buena.
La mirada de ese chico hizo temblar la columna de estabilidad de ella, y la curiosidad la invadió, tenían que seguir hablando, tenía que saber más de él.
Con cada mirada saltaban chispas, era un desafío más, un juego del más fuerte. Finalmente los dos cesaron y dejaron conocer 
al otro un poco más. Las miradas que antes encendían el ambiente ahora eran cómplices de dos almas que habían encontrado su otro igual.
A partir de entonces empezó a surgir lo que tenía que surgir, una amistad especial, tan fuerte como un metal forjado a otro metal. Dos metales fríos, de igual envergadura. 
Pronto, sus vidas se vieron envueltas en un aura de misterio y sensaciones. Todo iba perfecto, el sentimiento aumentaba, cada segundo que pasaba sabían algo más el uno del otro y rápidamente hallaron la felicidad que tanto necesitaban. Las sonrisas envolvían sus días, los rumores de la clase no hacían cesar la necesidad de estar juntos. No importaban las opiniones ajenas, al fin y al cabo, solo ellos conocían la verdad. Su amistad sería eterna, ya eran como hermanos y no iban a dejar que eso se perdiera.
Con el tiempo los rumores desaparecieron. La gente se había acostumbrado a esa curiosa relación y su amistad, de cara a los demás, estaba en un punto del que no se movía, pero por dentro todo empezaba a cambiar. Ella empezaba a tener un gran secreto: su corazón no latía igual al verle y todo cambiaba por segundos por mucho que lo quisiera evitar. 
Todo se complicaba cada día más y se hacía difícil de soportar, hasta que al fin, paso. A él le empezó a gustar otra chica.
¡Aleluya! ¡Algo bueno! Ahora podría olvidarse de él para seguir siendo “hermanos”.

Después de un gran esfuerzo y de que él dejara aquella chica su amistad se soldó más intensamente. Juntos ya no eran metales forjados, si no puro metal fundido, cerca de convertirse en uno solo.
Cada experiencia era más mágica, más inigualable, más maravillosa y él sin apenas percatarse se transformo en su sombra. Todo parecía sacado de un cuento de hadas, realmente parecía que ella fuera suya. Pero para cuando quiso darse cuenta, ya era tarde… Ella solo le pertenecía como amiga, como hermana. La única oportunidad que tuvo no la vio por el juego de un capricho, y ahora había puesto el pie más allá de un sentimiento que no fuera amistad.
Ahora los dos guardaban un secreto. Ella, haberlo sentido, él, sentirlo.

Con tiempo él la fue olvidando y se fijo en otra chica. Paralelamente ella había conocido un chico. Y de aquellos metales ardientes, fundidos entre sí ¿qué había quedado? Una vez más la respuesta solo la conocían ellos, y no tardaron en encontrarla.

Ahora ella se alejaba de él, había encontrado su chico, nuevos amigos, nuevas risas,... y aun que no abandonaba las suyas estaba realmente a gusto con los nuevos bien venidos a su vida.
Una rabia y unos celos emergieron desde lo más profundo de el corazón de él. ¿Qué acaso no era suya? La había tenido todo este tiempo a su lado, ¿a donde iba ahora? Ya estaba, ahora sí, todo había terminado, la había perdido... La confusión le invadió y desesperó. Pero para su sorpresa ella acudió como siempre había hecho, surgió de entre las sombras para traerle su calor, e inconsciente de la verdad, le animo a intentarlo con aquella otra chica.


Por fin quedo resuelto. Cada uno con su pareja. Él con una magnifica chica, que ya sería otra historia y ella con su estupendo chico, pero mientras tanto, compartiendo piso con su amigo y hermano, con el que para siempre compartió un sentimiento para pocos comprendido y para muchos desconocido, pero para ellos, único en el mundo. 
Su amistad había quedado fundida para la eternidad en un solo metal, guardado en dos puros corazones, que compartieron sentimiento y secreto, sin ni tan solo saberlo.


rbk

25 enero 2012

Sentimientos

22/08/07 (No ha sido retocado)



[Sentimientos de algo por venir que sacuden mis pensamientos cada día y que cuando suceda... no tendré fuerzas de decir...]

Hoy la muerte se reflejo en mis ojos, me enseño mi propia desgracia y me invitó a ir con ella a una fiesta de gala. Pensé en decir que sí, y note mi alma teñirse de rojo sangre.
Los gritos de dolor resonaron en mi cabeza como campanadas anunciando mi sentencia. Pero el recuerdo se reflejo en mi corazón como un triste alarido diciendome no por favor.
Y abrí los ojos, y allí estaba yo, sin haber sido un sueño, sumergida en la oscuridad del sufrimiento, callando sentimientos, ahogando gritos en lágrimas, pidiendo soledad para la eternidad.


rbk