Sentada en el camino, devolviéndome esos paseos conmigo misma y disfrutando de la brisa tranquila, con las preocupaciones esperando que me levante de esta piedra fría. Así es como me doy cuenta, que hoy me desperté igual que ayer: con sueño, sin ganas de hacer nada, cansada, ... Pero que ha diferencia de ayer, hoy, una sensación entre tranquilidad y alegría me invade y las sonrisas por la calle se me escapan solas. La mirada esperanzada de que ahora yo decido mi camino, la fortaleza que perdí, las lágrimas que aguardan, sabedoras de que una etapa ha acabado y una mejor esta por venir; la mente tranquila y las angustias fuera de mis pensamientos, son las pruebas de que ahora me siento con fuerzas, de que solo yo tengo la llave que abrirá las puertas que me encuentre en el camino.
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