El día siguiente se me hizo eterno. Cene temprano, me duché y la espere en mi cuarto, esta vez, pese al calor, con la camiseta puesta.
Igual
que el día anterior en el momento que estaba distraído apareció en
la ventana.
- Te puedes quitar la camiseta si tienes calor, eh. No voy a morderte, al menos no todavía... jajaja.
- ¿Siempre tienes que ser tan... "directa"? - tal como le hacía la pregunta y ella me miraba desafiante y divertida, siempre divertida, me arrepentía de haberla hecho.
- Te puedes quitar la camiseta si tienes calor, eh. No voy a morderte, al menos no todavía... jajaja.
- ¿Siempre tienes que ser tan... "directa"? - tal como le hacía la pregunta y ella me miraba desafiante y divertida, siempre divertida, me arrepentía de haberla hecho.
Sin
apartar la mirada de la mía se acercó y, igual que al acercarse la
noche anterior, me quede paralizado. Junto tanto su cara a la mía,
que mientras me respondía casi notaba el suave roce de sus labios
con los míos.
- Si estuviera siendo directa contigo no estaríamos utilizando la lengua para charlar.
- Si estuviera siendo directa contigo no estaríamos utilizando la lengua para charlar.
Durante
un par de semanas fue así todas las noches. Después de cenar la
esperaba en mi cuarto sentado en la silla mientras hojeaba algún
libro, ya que un día que la espere tumbado en la cama no se molesto
ni en soltar una de sus “discretas indirectas”, sin darme tiempo
ni ha pestañear me la encontré encima, conteniendo una carcajada
como única respuesta a mi cara de susto. Cada noche hablábamos unas
cuantas horas y, si no fuera por aquellos momentos en que se
aproximaba y se quedaba a unos escasos centímetros de mi, o cuando
decidía divertirse poniéndome nervioso con sus juegos de palabras
insinuantes, las charlas eran de lo más interesantes y divertidas y
su compañía, más que agradable. La atracción mutua era palpable. Eramos como dos imanes de polos opuestos sujetados por los extremos
para evitar el contacto, como dos ramas secas que solo necesitan una
chispa para prender en llamas... Y cuando llegaba el momento de irse,
siempre decía lo mismo, como lamentándose por ello:
- Demasiado... me gustas demasiado... - y se iba sin ni si quiera mirar atrás.
- Demasiado... me gustas demasiado... - y se iba sin ni si quiera mirar atrás.
Un
día, como siempre, después de cenar fui para mi cuarto, me cambie y
me dispuse a esperarla, pero tal y como me iba sentando en la silla
el rojo de mis mejillas se encendía como una cerilla. Allí estaba
ella, tumbada en mi cama con un libro abierto delante, pero a juzgar
por su expresión, no acababa de levantar la vista de la lectura.
- Tendría que haber venido siempre antes de que te cambiarás, lástima que lo piense ahora - de un salto se puso en pie y su semblante se torno serio y decidido -. Que quede claro. Hoy, suceda lo que suceda, va ser la última vez que nos veamos.
- Pero por..
- Porque sí.
- Tendría que haber venido siempre antes de que te cambiarás, lástima que lo piense ahora - de un salto se puso en pie y su semblante se torno serio y decidido -. Que quede claro. Hoy, suceda lo que suceda, va ser la última vez que nos veamos.
- Pero por..
- Porque sí.
Se
hizo un largo silencio. Con un suspiro y bajando la mirada al suelo
cambió su expresión. Se dirigió a la ventana y se puso a mirar al
cielo, como si este le tuviera que dar la respuesta a mi pregunta.
Finalmente me dijo que quería ser sincera conmigo, que no sabía si
eso iba a ser bueno o malo para ella, pero que le gustaba demasiado
y lo que, según ella, era peor, le gustaba de verdad.
- Lo único que no puedo decirte es quién soy o quién dejo de ser. Y no te molestes en indagar por ahí, no encontrarías nunca la respuesta - hizo una larga pausa con la mirada perdida en algún punto del cielo, y siguió -. Lo que quiero que sepas es lo que realmente hago y venía dispuesta hacer contigo también, para que tu seas el que elija lo que pase esta noche antes de que me vaya, sin que yo te haya engañado...
- Lo único que no puedo decirte es quién soy o quién dejo de ser. Y no te molestes en indagar por ahí, no encontrarías nunca la respuesta - hizo una larga pausa con la mirada perdida en algún punto del cielo, y siguió -. Lo que quiero que sepas es lo que realmente hago y venía dispuesta hacer contigo también, para que tu seas el que elija lo que pase esta noche antes de que me vaya, sin que yo te haya engañado...
Me
contó que el día que la vi por la calle fue un error, que lamentaba
y lamentaría toda su vida, pero que lo hecho, hecho estaba y, como
no había manera de solucionarlo, ese mismo día decidió que cuando
yo tuviera la edad apropiada se presentaría ante mi, igual que con
el resto. Porque sin decirme el motivo, también me contó que por las
noches vigilaba y estudiaba a los hombres que le parecían atractivos
y, las noches de luna llena o en las que esta desaparecía de nuestra
vista, se plantaba ante ellos y los seducía, independientemente de
si estaban prometidos, casados, solteros o no. No sabría decir si su
pasividad al contarlo, dándole igual si estaba bien o mal lo que
hacía, me impresionaba o me horrorizaba. La cosa es que no tenía ni
una pizca de remordimiento, lo que después les pasará a ellos le
daba igual. Su único objetivo de todo aquello era divertirse...
- Y disfrutar del placer carnal que tanto os gusta a las personas.
- No me gusta ese comportamiento, pero creo que hablar de si es ético o no, no servirá de nada.
- No.
- Ya... Y esa manía o costumbre, de hablar de las personas, como si tu no fueras una de nosotros, ¿tampoco me la vas a explicar?
- No he venido a decirte quien soy chiquitin - me soltó y, con la mirada nuevamente segura, fija en mis retinas, y con una voz suave y dulce añadió mientras se acercaba lentamente -. Hoy, esta noche, he venido a dejarte decidir, a ti, si nos pasamos la noche charlando como siempre o si prefieres pasar una noche inolvidable entre mis brazos.
Luz: cap3. La decisión.
- Y disfrutar del placer carnal que tanto os gusta a las personas.
- No me gusta ese comportamiento, pero creo que hablar de si es ético o no, no servirá de nada.
- No.
- Ya... Y esa manía o costumbre, de hablar de las personas, como si tu no fueras una de nosotros, ¿tampoco me la vas a explicar?
- No he venido a decirte quien soy chiquitin - me soltó y, con la mirada nuevamente segura, fija en mis retinas, y con una voz suave y dulce añadió mientras se acercaba lentamente -. Hoy, esta noche, he venido a dejarte decidir, a ti, si nos pasamos la noche charlando como siempre o si prefieres pasar una noche inolvidable entre mis brazos.
Luz: cap3. La decisión.
7 comentarios:
Qué cabronaaaa!!!! Si tanto le gusta, k le muerdaaaa!!! xD vanos, mi mente está axostumbrada a pensar k seguramente será una vampiresa, pero tal vez sea otra cosa :o
Me ha gustado, aunk lo amargo de saber k ya no se volverán a ver,pues putea. Que se ha acoatumbrado mucho a sus charlas, y a la seducción que había wntre ambos; negarle eso para lo que le queda de vida ea una mierda!!!! >.<
Bueno, yo lo siento, pero crwo aue ganaría más con ciertos espacios, hay un párrafo señor párrafo donde crwo queestá demasiado compacto (joer con wl tactil y lo mal k escribo a veces )..... aparte, lo que nos suele pasar, que si hay algún que otro retoque que hacer, alguna palabreja x ahí y cosillas así.... bueno, es como si fuera beta reader o algo así!! l igual, se entiende lo que has escrito! (Upppps me estoy durmiendo un poco, habré escrito algo raro??? gomen ne)
jajajaja me encantan tus coments Eldaya! ^^ todos los consejos son buenos tranki y no soy escritora así que normal! jajajaja
yo kiero el 3 capitulo. Rebe escribes muy bien, kiero seguir leyendooooooo. mala
graciaaas!!! no tardará mucho en estar la tercera parte!! =)
creo k estaria bien k pusieras un hipervinculo debajo d lo k escribes, k vaya sirecto al siguiebte capi, asi facilitaria mucho las cosas. voy a ver si encuentro el capi tres y no me pierdo xD
Uooooo pero que interesante:)quién es? que intrigaaaaa. Voy a seguir leyendo :)
me alegra que te gustee!!! =) Merci por los coments!
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